El flujo de haitianos hacia el norte de México continúa en pequeños grupos y generalmente en autobuses de pasajeros, aunque las autoridades mexicanas les están bloqueando el paso y ya han anunciado que comenzarán a devolverlos a su país en los próximos días.
El punto de mayor preocupación es un campamento establecido junto al río Bravo entre la localidad mexicana de Ciudad Acuña, Coahuila, y la estadounidense Del Rio, Texas, donde hay miles de migrantes —el viernes llegaron a sumar más de 13,000—, la mayoría de ellos haitianos, el cual ha generado preocupación entre las autoridades de ambos países, que van a repatriarlos vía aérea a Haití. Estados Unidos ya comenzó a hacerlo.
Giovanni Lepri, representante de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) en México, alertó el fin de semana en declaraciones a la AP que “devolver personas a Haití en este momento nos parece que no es la solución” dadas las condiciones “muy delicadas” que vive ese país. Por eso apostó por buscar soluciones regionales, que incluyan a países como Chile y Brasil, de donde vienen muchos haitianos, pero también países de tránsito, que ofrezcan alternativas migratorias, porque considera que la contención, además de ser ineficaz, es prácticamente inviable.